Expresa terroir con notas balsámicas y frutales, tenacidad fina y esctructura bien domada en la crianza

Afirma el Señor Cañas que este vino es un homenaje a su “ama”, a su madre (“amaren”, de la madre) y quien esto escribe no tiene porque dudar de tal intención. Pero me gustaría poder pedirle permiso para añadir que, en mi humilde opinión, supone también un homenaje a su “amalur”, a su tierra madre, al terruño alavés de Villabuena. Olvide el lector/lectora bizantinas divagaciones sobre Riojas modernos y Riojas de viejo estilo y disfrute de este ejemplo de como en la región vitivinícola española de mayor magnitud industrial se pueden encontrar vinos que muestran la identidad de su terroir.

El Ángeles de Amaren 2008 exhibe un color cereza picota con alguna nota de evolución en el ribete y una capa entre alta y media alta. Antes de entrar en materia olfativa, quisiera explicar que tenemos el hábito de catar en dos fases diferentes entre las que media un buen número de horas, a veces incluso un día. Los buenos vinos suelen agradecer con generosidad la paciencia y, en el caso del que hoy nos ocupa, la espera mereció mucho la pena.

Una vez “abierto” el vino se expresó intenso en nariz con notas frutales de ciruela y moras negras sobre un fondo entre balsámico y especiado con recuerdos de monte bajo y pinar producto, además de la crianza, del aporte de la uva Graciano a mi, seguramente poco docto, entender.

En boca se mostró envolvente con una buena estructura bien domada por la crianza, con una tanicidad fina pero con la mineralidad terrosa que las calcáreas faldas de Sierra Cantabria aportan a algunos vinos, sean de la Sonsierra riojana o alavesa y que les da ese cierto carácter, digamos un punto agreste, a su elegancia haciendo reconocible su procedencia, su terroir.

Este vino de postgusto largo, persistente, nos recompensó con una retronasal en la que a las frutas y balsámicos mencionados se añadieron unas notas sanguíneas, de carne fresca aportándole complejidad.

Por supuesto, podemos disfrutar este vino con guisos de carne y algunas piezas de caza ya mismo. Pero, si me lo permiten, les contaré un pequeño secreto personal. A mi este tipo de vinos me gustan mucho cuando ya están muy, muy, pero muy “curados” (maduros ) celebrando matrimonio con un sangrante chuletón.

Ángeles de Amaren 2008 lo compramos en una vinoteca. Nos costó 18,50 euros,

Valoración Calidad/Precio

3'5 copas

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