«Un gran vino cristaliza cuando coinciden naturaleza, territorio e historia»

Emilio Moro es una bodega afincada en el corazón de la Denominación de Origen Ribera del Duero. Una bodega familiar en la que se trabaja por la innovación sin olvidar sus raíces, que datan de 1891. En este año nace la primera generación de Emilio Moro. Una forma de hacer vino y de amar el mundo del vino que ha pasado intacta e, incluso, incrementada a la segunda y a la tercera generación. Esta última, encabezada por José Moro, es la que da el gran salto cuando en 1989 decide comercializar el vino al que, primero, su abuelo y luego, su padre, habían dedicado toda su vida. Su preocupación por obtener una uva de calidad les lleva a plantar 200 hectáreas de viñas injertando el clon seleccionado y más puro Tempranillo centenario que denominan Tinto Fino Clon de La Familia.

José Moro, Presidente de las Bodegas Emilio Moro, explica que “durante estos últimos años la innovación es uno de los pilares en la filosofía de esta bodega”. Pero insiste: “No perdemos la vista en nuestra tradición y nuestras raíces”. Para la familia Moro la innovación tecnológica constituye un gran apoyo a la hora de producir vinos de alta calidad. Y por ello, afirma José Moro, «colaboramos con los proyectos de investigación de diversas universidades, incorporamos las últimas tecnologías para el control de los viñedos y estamos al día de las evoluciones en innovación”.

Dice el Presidente de Bodegas Emilio Moro, “que la tradición familiar de generaciones dedicadas a la viña y al vino avala y da garantía de calidad a la marca. Un gran vino cristaliza cuando coinciden naturaleza, territorio e historia, y la coincidencia de estos factores produce vinos singulares, auténticos y sobre todo identificados con su entorno, que les dota de una espiritualidad única”.

Proyecto humanitario: «El Vino es Agua»

Tradición, Innovación y también responsabilidad social corporativa. Tres aspectos que definen esta bodega familiar, con cada vez mayor presencia en el ámbito internacional. A través de la Fundación Emilio Moro promueven proyectos humanitarios en varios países con el lema “El Vino es Agua”. Dice José Moro que “es un intento de hacer que este mundo sea un lugar más justo y equitativo” y añade que también colaboran con otros proyectos nacionales como la Federación Española de Banco de Alimentos.

Para José Moro hay dos momentos muy importantes en la vida de este proyecto bodeguero de la DO Ribera del Duero. En 1990 y 1991 obtuvieron dos éxitos muy notables para la bodega, ya que en esos años ganaron el Concurso Nacional de Vinos de España con Emilio Moro Crianza 89 y Emilio Moro Reserva 1990. Esto, dice José Moro, “constituyó un gran triunfo y reconocimiento para la bodega, que acababa de nacer”. El otro momento que destaca es en 1998 cuando nace Malleolus, suprimiéndose las categorías de Crianza, Reserva y Gran Reserva. El motivo, explica José Moro, “es dotar a cada uno de los vinos de personalidad propia”. Dos años más tarde, sacan al mercado el primer vino de pago, Malleolus de Valderramiro, seguido de Malleolus de Sanchomartín y Clon de la Familia.

El objetivo a alcanzar por Bodegas Emilio Moro es seguir mirando al futuro sin perder de vista el pasado para construir un proyecto, según José Moro, que se “posicione entre las primeras marcas de vino español en el mundo y seguir apostando por un enoturismo de calidad”.

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